El principal tema que cruzó todo el congreso fue las trágicas consecuencias del uso de químicos nocivos para fumigación.
Mi país es hoy un gigantesco laboratorio genético a cielo abierto, impulsado por la tecnoagricultura de producción de cultivos transgénicos.
Mucho poder, mucho dinero.
Las sustancias con las cuales se los fumiga -tal y como se probó en las ponencias del Congreso- provocan malformaciones en fetos, alteraciones a nivel sistema nervioso, cánceres y leucemias en infantes y adultos.
Finalmente, dañan y envenenan la vida en general, y la Tierra, el aire y el agua.
Los compuestos de control agroquímicos son hijos del mismo desarrollo que creó los "gases nerviosos" como armas químicas en las dos Guerras Mundiales y el "Agente Naranja" con el cual los norteamericanos fumigaban Vietnam; es decir: tecnología desarrollada en origen para uso bélico.
No me extenderé más sobre este tema: pueden encontrar mucha y buena información en sitios honestos de internet. La lucha por liberar a la gente inocente y al planeta de ese envenenamiento progresivo y forzado se está dando en muchos lugares a la vez, por diferentes causas.
En los intensos días que pasé en el Congreso, conocí a algunas personas admirables.
Una de ellas es un brillante y entrañable médico ecuatoriano, el Dr. Adolfo Maldonado.
Ecuador es hoy por hoy un país libre de cultivos transgénicos -y de sus correspondientes kits de agrotóxicos fumigables- por una cláusula que se inscribió en la reforma constitucional de 2008.
Sin embargo, Ecuador es vecino de frontera con Colombia.
Y en Colombia.... tenían el Plan Colombia.
El Plan Colombia fue un intento de acabar con los cultivos ilícitos -principal fuente de materia prima para el narcotráfico- en ese país, articulado con EEUU. Como parte de esa estrategia, se fumigaba a saturación con agrotóxicos desde aviones.
La fumigación llegaba a cubrir -por efecto del viento y otros- buena parte del área fronteriza de Ecuador, el país vecino.
Y los campesinos y la gente que vivía en esas áreas sufría las consecuencias, sin comerla ni beberla, como decimos en mi país, en un proceso que duró años.
El Dr. Maldonado nos contó que en esa zona los pobladores tenían una costumbre: al empezar el año, daban a los niños un cerdito a cuidar. El niño tenía que encargarse de él, alimentarlo, etc; y, al cabo del año, el cerdo se vendía y con el dinero obtenido los niños compraban los útiles necesarios para cursar el año escolar.
A raíz de intoxicaciones con agroquímicos fumigados en la frontera, Adolfo nos narró que los cerditos murieron, los niños se quedaron sin dinero para útiles y veintiún escuelas de frontera tuvieron que cerrar sus puertas por falta de asistencia...
Algunas personas, en Italia, por ejemplo, cuando supieron de esta situación, decidieron enviarle útiles a los niños. Los niños decidieron que tenían que mandarles algo a cambio, y como algunos sabian escribir pero no en italiano, decidieron devolverles dibujos de lo que pasaba.
Así, Maldonado empezó a documentar la historia del proceso de concentración de las fumigaciones tóxicas y el envenenamiento de las personas, animales y el medio ambiente en ese sector de la frontera ecuatoriana en el transcurrir del Plan Colombia: a través de los dibujos de los chicos.
La historia se la contará a ustedes el propio hermano -no puedo decir menos que esta honrosa palabra- Adolfo Maldonado, en estos tres videos cortos que le realizara la gente del Grupo de Reflexión Rural, a quienes agradezco desde ya por el uso de su material.
A mí sólo me queda continuar en la tarea de colaborar en parar eso acá, decirles a ustedes que actos de amor como éste me hacen llorar como a un sensiblero, y comunicarles la buena noticia: en Ecuador lograron DETENER LAS FUMIGACIONES del Plan Colombia en la zona fronteriza.
Vamos por más, vamos por la nuestra.... Esto es lo que se logra cuando los chicos y los adultos estamos unidos en el bien común:
Parte 1
Parte 2
Parte 3