miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sinay y la Involución

Lo que sigue es un breve artículo de Sergio Sinay, sobre la involución de la convivencia en la Argentina.
Lo pongo aquí porque se me ocurre significativo más allá de las fronteras de nuestro país, si bien en algún grado diferente.
Alguien dijo alguna vez que las repúblicas que se descuidaban degeneraban en democracias, y las democracias abandonadas mutaban en totalitarismos. Algo así estamos viviendo en Argentina, y, en algún grado, en el planeta, con esto del Nuevo Orden Mundial.
Por lo demás, si les gusta el tema, relean (o lean) a Fromm en El Miedo a la Libertad; lean -o miren la peli- a Orwell en "1984", a Huxley en "Un Mundo Feliz", vean las pelis "La Ola" y "El Experimento"...

¿El punto? Volver a la convivencia real, volver a establecer vínculos reales y sanos... si acaso estamos todavía a tiempo...

Involución

por Sergio Sinay
El Estado es la forma que toma el acuerdo que un grupo de individuos construye para poder en primer lugar sobrevivir y, luego, convivir en condiciones que les permitan a cada uno de ellos desarrollar sus potencialidades y al conjunto de los mismos construir una comunidad que más tarde pueda darse propósitos colectivos.
El Estado no es un invento caprichoso que tiene el fin de importunar a las personas y tampoco es propiedad de nadie en particular, sino de todos quienes adhieren a sus propósitos y a sus reglas y están dispuestos a interactuar bajo las mismas. Se trata, en fin, de una de las grandes creaciones humanas y sin el Estado la especie no hubiese sobrevivido ni habría desarrollado esa fabulosa construcción que se llama civilización. En la medida en que las comunidades evolucionan, cuidan, respetan y mejoran esa institución siempre perfectible.

La Argentina involuciona. Su Estado es siempre propiedad de quienes lo usurpan (y también se puede usurpar por vía electoral, según sabemos y sufrimos). El Estado es aquí un medio de enriquecimiento de unos pocos y, mientras éstos lucran malamente con él, una masa crítica de la sociedad busca burlar sus leyes, sacar pequeñas ventajas ratoniles, y convierte en deporte nacional la transgresión de los códigos de convivencia, la queja contra el Estado y también el afán por vivir de él o de las migas que los otros, los poderosos que lo administran, tiran.

Más allá de las formalidades y las deformaciones este parece ser hoy un país sin Estado y sin ley.
Un país de todos contra todos, un conglomerado humano darwiniano en el que sobrevivirán quienes sean más fuertes que otros y estén dispuestos a comer la carne de los débiles.

Un país de intolerantes y abusivos sin distinción de clase.
Un país sin ley y sin destino.
Si hay futuro, éste deberá empezar por aprender el abecedario de la convivencia (el mayor analfabetismo nacional) y por un acuerdo elemental de coexistencia que empiece por fundar otra vez un Estado, por darle cimientos y por respetar sus funciones e instituciones.

O nada.

Fuente: http://www.sergiosinay.com

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Oferta!: Naranjo 2 x 1

Claudio Naranjo es una persona muy interesante.
Médico, psiquiatra, transeúnte de lo gestáltico, del Eneagrama, de las conexiones con sufíes y chamanismo ancestral, de lo humano.
No agrego más: si le interesa esto, búsquelo en internet o en la biblioteca.

Dos notas, cortas, contundentes.


"El sistema educativo es un fraude"

"Hoy instruye, pero no da una formación integral", dice el psiquiatra chileno Claudio Naranjo


Para Claudio Naranjo, psiquiatra chileno especializado en antropología, la educación -al menos como se la imparte en Occidente-, es sencillamente un fraude.
Este médico de 74 años radicado en Berkeley (California), que acaba de publicar el libro Cambiar la educación para cambiar el mundo , dijo a su paso por la Argentina que el sistema educativo es esclavo de los intereses del mercado transnacional; que las escuelas son máquinas de exprimir niños; que lo que hacen es transmitir conocimientos de manera robotizada para pasar exámenes; que las universidades son un ticket para conseguir un buen empleo, y que los maestros están deprimidos y llenos de enfermedades psicosomáticas. Así de duro y de tajante.

"Los jóvenes sienten las instituciones educativas como irrelevantes para sus vidas", agregó el especialista chileno, formado en psicología de los valores en Harvard y en California, y creador del programa SAT, que define como "escuela del amor, del encuentro con uno mismo y el cultivo de la espiritualidad".
En diálogo con LA NACION, Naranjo -pianista singular y fanático de Piazzolla- comentó que, desde hace una década, está abocado a trabajar con los docentes para que tomen conciencia de que necesitan una transformación para poder cambiar el sistema. "Si logramos transformar al maestro, mejorará naturalmente la educación", comentó. 

-¿Cuál es hoy la falla más importante en el sistema educativo?
-La educación hoy es un fraude. Instruye pero no educa. No contribuye al desarrollo integral de la persona, se ocupa de cultivar la mente del niño, pero no presta atención a sus deseos y emociones. No estamos educando para la felicidad, entendida como camino para el servicio y la vida. No se busca que los chicos sean seres autónomos, conectados con sus deseos y su individualidad. La educación se ha deshumanizado; está automatizada, globalizada, y se encuentra a merced de los intereses del mercado transnacional, de una fuerza invisible y poderosa que controla el dinero. 

-¿Qué tipo de transformación necesitan los educadores?
-Los formadores precisan aprender lo que las universidades no le ofrecen: emprender un camino hondo de autoconocimiento, de sanación para convertirse en personas plenas, ancladas en su esencia; individuos con vínculos sanos. Creo haber desarrollado un método para lograrlo que hace hincapié en la meditación, el desarrollo de la atención, la quietud de la mente como vías de introspección. Mi teoría es que, si un maestro quiere enseñar a su alumno a ser libre, pacífico u honrado, él debe primero trabajar sobre sí mismo para alcanzar estas virtudes y luego transmitirlas. 

-En su libro, usted propone que la educación asuma su potencial salvífico. ¿En qué sentido puede salvarnos?
-La educación debería colaborar en desarrollar seres humanos completos, integrales y puede ser salvífica si tiene en cuenta los tres niveles de evolución de nuestro cerebro: el instintivo, el afectivo y el racional. Hoy predomina el último por el paradigma racional de nuestra cultura; buscamos con soberbia el saber. Las escuelas descuidan los aspectos instintivos relacionados con el deseo y la afectividad. 

-¿Los colegios y las universidades deben dejar de transmitir conocimientos, habilidades y competencias para formar futuros profesionales?
-No. Por supuesto: deben transmitir conocimientos y estimular el desarrollo de habilidades, pero sin descuidar la individualidad de cada alumno, sus aptitudes y deseos. Hay que educar para ser, fomentar en los chicos un camino de encuentro con su esencia. Si vivimos desconectados de nosotros mismos, siempre buscaremos llenar un vacío interior en el exterior. Ningún bien material (auto, departamento, viaje); ningún cargo o empleo, por más prestigioso y remunerado que sea, puede llenar ese vacío. Mi propuesta es ayudar al maestro y al chico a encontrarse consigo mismo, incluso animarse a sentir el vacío que todos tenemos dentro, y emprender luego un camino de búsqueda e integración. Una persona anclada en sí misma, auténtica y madura encontrará en la sociedad un buen lugar para desarrollarse profesionalmente y, lo más importante: vivirá contenta. 

Por Agustina Lanusse
Para LA NACION 

"Adaptarse a esta sociedad enferma no es un síntoma de inteligencia"

A sus 76 años, el psiquiatra chileno Claudio Naranjo es considerado como uno de los maestros contemporáneos en vida. Profesor de una docena de prestigiosas universidades de todo el mundo y doctor honoris causa por la italiana de Udine, es autor, entre otros ensayos, de Carácter y neurosis y Cambiar la educación para cambiar el mundo. También es el fundador del programa Searchers After Truth (SAT), orientado a promover el autoconocimiento y el desarrollo personal, integrando herramientas y disciplinas occidentales y orientales. Naranjo ha sido invitado recientemente por Esade para reflexionar sobre cómo impulsar una formación más humanista como respuesta a la deshumanización de las empresas y de la sociedad.
Pregunta. ¿Cómo es posible que se deshumanicen los seres humanos?
Respuesta. Cada ser humano cuenta con dos fuerzas antagónicas en su interior. Uno es el falso yo, más conocido como ego o personalidad, relacionado con la ignorancia, la inconsciencia, el egocentrismo, la insatisfacción y el miedo. El otro es el verdadero yo, nuestra verdadera esencia y que está conectado con la sabiduría, la consciencia, el bienestar y el amor incondicional. Cualquier persona que no esté en contacto con su esencia está en vías de deshumanizarse, pues poco a poco va olvidando y marginando sus verdaderos valores, lo que repercute en su forma de pensar, vivir y relacionarse con los demás.

P. ¿Cómo se sabe que una persona vive identificada con su ego?
R. Es fácil: en primer lugar, porque a pesar de hacer y tener de todo siente un vacío en su interior, como si le faltara algo esencial para vivir en paz. De tanto dolor acumulado, finalmente se desconecta de su verdadera humanidad. Desde el ego, las personas actúan movidas por el miedo y la necesidad de supervivencia física y emocional. Su objetivo es conseguir que la realidad se adapte a sus deseos, necesidades y expectativas egoístas, lo que les lleva a vivir una vida marcada por el sinsentido, el malestar y la necesidad constante de evasión y narcotización de sí mismos.
P. ¿Por qué prevalece la deshumanización de las empresas y de la sociedad?
R. Porque llevamos muchas décadas condicionando a los seres humanos con falsas creencias sobre quiénes son y cuál es su relación con el mundo. Debido a la ignorancia ha prevalecido el ego, desde el que se ha construido una sociedad competitiva, agresiva, avariciosa, superficial, insatisfecha, vacía y ambiciosa, que a su vez sigue condicionando a las nuevas generaciones para preservar el establishment.

P. ¿A qué se refiere?
R. El mundo se ha convertido en un negocio en manos de las grandes corporaciones. Debido al sistema monetario, todas las instituciones funcionan bajo un mismo principio creador: su propia supervivencia. Tanto los Gobiernos como las entidades financieras, las empresas y las instituciones religiosas, que tanta influencia tienen en la sociedad, están orientadas a optimizar sus recursos para tener el mayor lucro posible. El bienestar de la humanidad y del medio ambiente les trae sin cuidado porque no es rentable.

P. De ahí la dificultad de tener verdaderos líderes humanistas...
R. Exacto. A la maquinaria del sistema monetario sólo le interesa que las cosas sigan como están, incluyendo los 40 conflictos armados existentes hoy y que tanto dinero generan a la industria armamentística mundial. Por eso, líderes como los hermanos Kennedy, Gandhi, Luther King y tantos otros fueron asesinados. Los que tienen el poder tan sólo están interesados en continuar teniéndolo, y para eso necesitan seguir esclavizando a los pueblos por medio de la deuda y los intereses bancarios, que impiden que la humanidad salga de este círculo vicioso.

P. ¿Y cuál es su propuesta?
R. Un cambio radical en el proceso de formación humano. Ahora prevalece el condicionamiento egoico, que provoca que el hombre siga siendo un esclavo. En cambio, una educación basada en nuestra verdadera naturaleza potencia el desarrollo de nuestra conciencia, lo que nos libera de las falsas creencias acumuladas por el ego y que tanto limitan nuestra existencia. La crisis económica tan sólo pone de manifiesto nuestra crisis de conciencia. Es un indicador de que algo está funcionando muy mal.

P. Usted suele hablar de "la búsqueda de la verdad"...
R. Todos los grandes sabios de la humanidad, como Buda, Lao Tse, Jesucristo o Sócrates, han dicho lo mismo: el sentido de la vida es aprender a trascender nuestro egoísmo y egocentrismo para que podamos ver a los demás y al medio ambiente que nos rodea como parte de nosotros mismos. No existe la fragmentación, sólo la unidad: todos somos uno. Buscar la verdad implica cuestionar el condicionamiento sociocultural recibido para recuperar el contacto con nuestra verdadera naturaleza. No es ningún síntoma de inteligencia adaptarse a una sociedad como la actual, profundamente enferma. El líder que las empresas necesitan para mejorar la realidad debe ser, ante todo, un hombre consciente, libre y sabio. -
 Fuente: Diario El País

martes, 23 de noviembre de 2010

El olvidado arte de hacernos cargo

La siguiente es una conferencia de Sergio Sinay, dada en la ciudad de Rosario, Argentina, en noviembre de 2010.
Sinay es escritor y periodista, formado en psicología gestáltica, psicología transpersonal y autoasistencia psicológica. Sus últimos libros son: "La sociedad que no quiere crecer", "Conectados al vacío", "La sociedad de los hijos huérfanos", "Elogio de la responsabilidad", "Ser padres es cosa de hombres", entre otros. Es columnista del diario "La Nación".


La charla se llamó: "Elogio de la responsabilidad: cómo construir y vivir una vida trascendente".
En ella analiza el verdadero sentido de la responsabilidad, su papel en las relaciones humanas y la forma activa de incluirla y ejercerla en nuestras experiencias personales y en nuestros vínculos. Explora sus efectos en la educación, en la vida pública, en las acciones privadas y en la construcción de una vida social plena de sentido y trascendencia como valor inherente a la vida humana.

La grabación que ustedes encuentran acá la tomé personalmente y traté de pulir el sonido lo mejor que pude.
Agradezco profundamente al señor Sinay y vayan los créditos correspondientes a la Fundación OSDE que fue quien lo trajo a Rosario y auspició esta charla gatuita a la que asistimos cerca de 2000 personas -a ojo de buen cubero-.


Pueden escucharla mediante el reproductor en la página o bajársela en MP3 y escucharla en su aparato portátil.

viernes, 27 de agosto de 2010

La educación religiosa y los niños

El que sigue es un texto de Osho.
Es simple, es claro, es directo.
Y es polémico.
Como Osho, y seguramente, sin la intención de serlo.

 

Voy a distinguir sólo dos cosas, ya que presumo que este blog lo suele leer gente con buena capacidad de discernimiento, con buena cantidad de matices y no tan idólatras ni fanáticos.
Quiero decir en primer término que no considero lo mismo "espiritual" que "religioso".
Creo entender que lo "religioso" crece sobre el terreno que la natural conexión espiritual cede.
Y a veces cede sin deseo, justicia ni necesidad.
A veces nos vemos despojados de ella, por costumbre, cultura, sociabilización o flojera, simplemente.
También creo que esos tiempos van llegando a su fin, y la prueba -o el "síntoma"- son estos "nuevos niños".

Lo segundo que voy a aclarar -y a la vez enfatizando que convivo con el hecho de aceptar las creencias que cada uno quiera mantener, siempre y cuando lo haga de manera libre y sin dañarse a sí mismo ni a terceros- es que estoy convencido de que los niños tienen ya su espiritualidad real viviente, formándose pero en germen propio.
Por lo tanto, desde esa perspectiva entiendo el texto de Osho como un llamado a desarrollarla en forma natural, mediante la experiencia que es la vida.
Y una advertencia a no obturarla atiborrándola de creencias atávicas sin contacto con la "vida real", con lo que está vivo y cambiando adentro y afuera de nosotros mismos.
Sin preconceptos, sin prejuicios, sin postulados y sin anatemas.
Dicho sea de paso, menos mal que a los mayores no se les ocurre que los niños no saben respirar del mismo modo en que suelen suponer de que nada saben de lo espiritual, porque entonces la mayoría de nosotros ya estaríamos asfixiados...

Sin más que esto, y confiando en que el eventual lector sepa hacer buen uso de su libertad de pensamiento, entrego el texto de Osho:


Todos los niños son educados, condicionados, en una cierta religión.

Es uno de los crímenes más grandes en contra de la humanidad. No puede haber un crimen más grande que contaminar la mente de un niño inocente con ideas que van a convertirse en obstáculos en su descubrimiento de la vida.

Cuando quieres descubrir algo, tienes que ser totalmente imparcial. No puedes descubrir la religión siendo musulmán, o cristiano o hindú, no. Esas son maneras de impedirte que descubras la religión.
Todas las sociedades, hasta ahora, han estado intentando adoctrinar a los niños. Antes de que el niño sea capaz de hacer preguntas, se le dan respuestas. ¿Te das cuenta de que esto es una estupidez?

El niño no ha hecho la pregunta, y tú ya le estás dando una respuesta. Lo que estás haciendo en realidad es matar la posibilidad de que surja la pregunta. Has llenado su mente con la respuesta. Y si no tiene su propia pregunta, ¿cómo puede tener su propia respuesta? La búsqueda tiene que ser sinceramente suya. No puede ser prestada, no puede ser heredada.


Pero este disparate ha estado sucediendo durante siglos. El sacerdote, el político y tus padres están interesados en hacer algo de ti antes de que puedas descubrir quién eres. Tienen miedo de que si descubres quién eres, seas un rebelde, seas peligroso para los poderes establecidos. Entonces te convertirías en un individuo viviendo por derecho propio, no una vida prestada.

Tienen tanto miedo que antes de que el niño sea capaz de preguntar, de investigar, empiezan a atiborrar su mente con todo tipo de tonterías. El niño está indefenso. Naturalmente, cree en su madre y en su padre, y por supuesto cree en el sacerdote, en el que a su vez creen el padre y la madre. Todavía no ha aparecido el gran fenómeno de la duda.

Y dudar es una de las cosas más valiosas en la vida, porque a menos que dudes no puedes descubrir. “Las dudas las siembra el diablo. La duda es quizá el pecado más grande. La creencia es una virtud. Cree y encontrarás; duda y has equivocado el primer paso”. La verdad es justo lo opuesto. Cree y nunca encontrarás, y todo lo que encuentres no será otra cosa que la proyección de tu propia creencia, no será la verdad.



¿Qué tiene que ver la verdad con creer?

Duda y duda totalmente, porque la duda es un proceso de limpieza. Saca toda la basura de tu mente.

Te devuelve a la inocencia, vuelves a ser el niño que fue destruido por los padres, por los sacerdotes, por los políticos, por los pedagogos. Tienes que descubrir nuevamente a ese niño. Tienes que empezar desde ese punto.


A un niño pequeñito se le asusta con el miedo al infierno eterno, en donde te echarán vivo a las llamas, y te quemarás pero no morirás. naturalmente, la duda no parece ser tan importante como para correr un riesgo semejante. Y eres motivado a que si crees, si simplemente crees, todos los placeres, todas las alegrías de la vida serán tuyos. Cree y estás a la derecha de Dios; duda y estás del lado del diablo.

Al niño pequeño no le queda más posibilidad que aceptar toda la basura que le estás dando.


Está asustado. Le da miedo quedarse solo en mitad de la noche, en la casa, y tú le estás hablando del infierno eterno: “Te caes y te sigues cayendo en una oscuridad cada vez más profunda, y no hay un final y nunca puedes salir.” Naturalmente, el niño no se atreve a dudar, le da tanto miedo que no vale la pena. Y creer es tan sencillo. No se espera nada de ti: basta con creer en Dios, el hijo, el Espíritu Santo..., basta con creer que Jesús es el hijo de Dios, y el mesías... y que ha venido a redimir a toda la humanidad..., y que te redimirá a ti también. ¿Por qué no ser redimido si es tan fácil? No se te pide mucho. Sólo cree, y todo se pondrá a tu favor.

¿Por qué vas a escoger la duda? Naturamente, deberías escoger la fe. Y esto sucede a una edad muy temprana -después sigues creciendo, y la fe, el condicionamiento, las ideas y la filosofía se van amontonando encima-, de forma que es muy difícil escarbar y enterarte de que hubo un día en el que tú también estabas lleno de duda. Pero la duda ha sido aplastada, apartada de la vista. Hubo un día en el que te resistías a creer, pero te han convencido. Te han puesto delante todo tipo de recompensas.

Puedes convencer a un niño pequeño dándole un juguete; y le has dado todo el Paraíso.

Si has conseguido convencerle de que crea, no has hecho un gran milagro. Es una explotación muy sencilla.

Quizá lo estás haciendo sin darte cuenta; tú también has pasado a través del mismo proceso.
Y una vez que has cerrado las puertas a la duda, has cerrado las puertas a la razón, al pensamiento, a preguntar, a la búsqueda. Dejas de ser un ser humano de verdad.


Las puertas de la duda se han cerrado, eres un zombi, estás hipotizado, condicionado, convencido a base de miedo, a base de avaricia, a creer en cosas en las que ningún niño normal crería, a menos que todas estas cosas hayan sido manipuladas.

En el momento en que dejas de dudar y de pensar, te puedes creer cualquier cosa. Entonces no hay preguntas.

Un niño pequeño presentó el siguiente resumen de la catequesis del domingo:

- Estaban esos judíos que se habían escapado de un campo de prisioneros en Egipto. Corrieron y corrieron hasta que llegaron a un lago muy ancho. Los guardias de la prisión les estaban rodeando de modo que los judíos saltaron al agua y nadaron hasta algunos barcos que les estaban esperando. Los guardias se montaron en submarinos y trataron de torpedear los barcos, pero los judíos lanzaron unas cargas de profundidad y explotaron todos esos submarinos y llegaron a salvo a la otra orilla. Todo el mundo llamó al almirante por su nombre de pila, Moisés.

El padre del niño preguntó:

- ¿Estás seguro de que esto es lo que os contó vuestro profesor?

- Papá -respondió el niño-, si no te puedes creer mi historia, nunca te podrás creer la que contó el profesor.

martes, 27 de julio de 2010

Que me palpen de armas

Nada: eso, este breve texto de Oscar Martínez.
(Digamos que sí, que lo escribió él, que le creemos... aunque todos sepamos que el verdadero autor de esto es el Universo...)
Nada: eso, que se va todo al carajo y a mí me siguen pareciendo eternas estas palabras, que todavía son un luminoso faro galáctico.
Quien quiso oir, oyó.
Y a mí, que me palpen de armas...

 Que me palpen de armas

Creo en el amor como en la experiencia más maravillosa de la existencia y como generador de toda clase de alegrías. Y en el amor correspondido, como la felicidad misma. Pero no fui educado para él, ni para la felicidad, ni para el placer. Porque fui advertido malamente contra la entrega y el gozoso abandono que supone.

Cada día, entonces, todavía, es una ardua conquista, una trasgresión, una desobediencia debida a mí mismo, una porfía. La laboriosa tarea de desaprender lo aprendido, el desacato a aquél mandato primario y fatal, a aquél dictamen según el cual se gana o se pierde, se ama o se es amado, se mata o se muere.


La vida, por lo tanto, no me ha endurecido, ese sea tal vez mi mayor logro. Que me palpen de armas. Dejo a un lado, si es que alguna vez tuve o me queda, toda arma que sirva para volverse temible, para someter, para acumular, para ser poderoso, para triunfar en un mundo de mano armada, en el que la felicidad se compra con tarjeta de crédito.

No quiero que la lucidez me cueste la alegría, ni que la alegría suponga la necedad o la ceguera. Pero no me es fácil, me cuesta vivir a contratiempo, con la sensación de ser testigo de un desatino histórico gigantesco, de un extravío descomunal, tan irracional, absurdo o desolador como la bomba de neutrones.


No entiendo al mundo. Me parece, como dice Serrat, que ha caído en manos de unos locos con carnet. Me siento ajeno a la debacle, pero en el medio de ella. Mi vida es apenas un instante en el océano del tiempo y es como si quisiera que ese instante fuera sereno y hondo, en el medio de una ensordecedora discoteca o de un holocausto definitivo, siempre a punto de estallar.

Me desazona la banalización de la vida. El pavoneo de la insensatez. El triunfo de la prepotencia y de la ostentación. La deshumanización salvaje de los poderosos, la aceptación y el elogio del “sálvese quien pueda”. La práctica y la prédica del desamor y de la histeria. Me descorazona la idiotez colectiva. La idealización de lo superfluo. El asesinato de la inocencia. El descuido suicida de lo poco que merecería nuestro mayor esmero. El desconocimiento o el olvido de nuestra propia condición.


Me conmovió, no hace tanto, que el cosmólogo Sagan, en un artículo extenso, escrito como desde un punto perdido en el infinito del espacio desde el cual el mundo se observa como una bolita cachuza, terminara diciéndonos: “Besen a sus hijos”. Escuchemos a esos hombres, sigámoslos, leamos a los poetas. No permitamos que el misterio de la existencia deje de estremecernos cada día, porque es el costo más alto que podemos pagar por nuestra necedad y nuestra omnipotencia.


La vida de un árbol merece nuestra devoción y nuestro más grande regocijo; al amparo gozoso de su sombra, acariciados por la tibieza de la luz del sol y arrullados por el sonido mágico e irrepetible de su follaje, mecido por la mano invisible del viento, estaremos a salvo de la alienación y de la orfandad; siempre y cuando seamos capaces de apreciar esa gloria, mientras nos sea posible reconocer en ella nuestra mayor riqueza.


Que la muerte no nos hiera en vida, que la ferocidad no nos pueda el alma.

Que nada troque nuestra dicha de estar despiertos.

Que una caricia nos atraviese como una flecha jubilosa y radiante.

Besemos a los que amamos.

Amémonos.



sábado, 3 de julio de 2010

Sapere Aude

El título de esta entrada sostuvo Immanuel Kant que era el lema de la Ilustración.
Significa, ni más ni menos, "atrévete a saber".
Y sí, hay que atreverse: en los tiempos que corren, saber es una osadía.
Nos quieren tontos, aborregados, adormecidos, fácilmente manejables y sometidos.

Cuando les digo a los chicos o adolescentes que se den cuenta de que el límite de lo que quieren saber realmente se lo ponen ellos mismos, y de que es un acto por demás riesgoso dejar la decisión de lo que uno debe conocer o ignorar en manos de otro, siempre les cito la frase que sigue a continuación.

Es de Heinrich Himmler, jefe de las SS nazis, en relación con el destino que preveían para los pueblos conquistados del este europeo no alemanes, a quienes consideraban seres inferiores.
Se las cito, porque sintéticamente deja transparentada la nefasta alianza entre gobernabilidad, pseudo-religión e ignorancia.

Himmler escribió: "Para los pobladores no alemanes del Este sólo habrá una escuela primaria de cuatro grados. Esa enseñanza elemental tendrá exclusivamente el siguiente objeto: enseñar a contar hasta 500, escribir el nombre completo, inculcar la doctrina de que hay un mandamiento divino, obedecer a los alemanes y ser honrado, trabajador y dócil. No estimo necesario que se enseñe a leer."

"Sapere Aude", entonces; atrevete a saber, y no cometas el suicidio holgazán de dejar que nadie se arrogue hasta dónde podés conocer, y hasta dónde no.

Ya se han quemado demasiados libros.

¿Terminarán quemando personas, como decía Heinrich Heine?

domingo, 23 de mayo de 2010

Yo te avisé

Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas
que harán grandes señales y milagros para engañar,
de ser posible,
aún a los elegidos.

Mateo 24:24

Son tiempos críticos.
Qué duda cabe.
Y vieron cómo es todo: por doquier pululan estos avenidos pseudo-maestros de la Nueva Era, predicando a los cuatro vientos lo de la palabra "crisis" escrita en chino, que como ellos saben -y la TV y la radio saben, y todos sabemos, en consecuencia...- aúna en un sólo ideograma la palabra "peligro" y la palabra "oportunidad".
Bah, no sé, eso dicen... Yo chino no sé.
Seguramente todos estos gurúes new age dominan el chino a la perfección, ¿no?
Bueno, el caso es que en algo tienen razón, pero lo que me resulta chocante es esa especie de maquillaje con la que parecen decir: "Tranquilo, no pasa nada. está todo bien".... y mi percepción me hace sentir que con ellos no, no está nada bien... y a la vez todo pasa siempre, todo el tiempo....
Tiene algo ficticio esa tranquilidad que presumen de emanar.
Algo increíble.. In-creíble: no se la cree...


 Pero entonces, ¿de qué crisis hablamos, realmente?
Me fui a la Wiki, y dice esto:

"Crisis (del latín crisis, a su vez del griego κρίσις) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la crisis de una estructura".

Está muy bien eso...
Entonces me acordé de algo que alguna vez leí o me contaron.
Recordé que en la Grecia clásica había como dos clases de constructores o arquitectos.
Unos más simples y otros más sofisticados.
Cuando levantaban una pared o una obra, empezaban los más simples, piedra sobre piedra en el estilo convencional.
Claro, no se podía seguir así indefinidamente, el arco romano estaba todavía por ser descubierto...
Llegado un punto, la pared les amenazaba con venirse abajo de seguir de la misma forma, la única que conocían e implementaban.
Y ahí llamaban a los constructores más sofisticados: los "críticos".
Los críticos estudiaban la circunstancia, evaluaban el punto, y decidían cómo habría de seguirse la obra, si se la podía seguir, y con qué nueva técnica se haría.
Ese, precisamente ese, era "el punto crítico".
De allí viene también la palabra "criterio": el contenido de la nueva manera a continuar, el corazón motivador de la decisión saludable.


Son tiempos críticos.
Qué duda cabe.
Tal vez como nunca los haya vivido la Humanidad, al menos en este último período.
Pero entonces, ¿cuál criterio usar?
¿El de las soluciones "mágicas" de los falsos profetas, o el laborioso y honesto trabajo que nos tiene a nosotros mismos como parte del asunto?
Eso está en cada uno.
Pero un elemento de la decisión ya está dado, y fué dicho hace muchos, muchos años....
Las palabras que sirven de acápite a esta entrada las dijo Jesús el Cristo hace más de dos milenios.
Y aún siguen vigentes, como nunca...
Tuve una serie de sueños, hace algún tiempo, con lo que puesto en vocablos corrientes dí en denominar "virus hiperdimensional".
Ya saben. la realidad en esos planos es muy diferente de la nuestra ordinaria de la mente y el lenguaje.
Cuesta mucho "nombrar" elementos de esas realidades con nuestro sistema idiomático de representación.
Así que decidí "denominarlo" así: virus hiperdimensional.
En ese sueño, una especie de luminoso bebé cósmico tenía miedo o aprensión de "contagiarse" con "algo" que contaminaba un vaso.
Para aquellos que entienden de alquimia, el significado es claro: el vaso somos nosotros en nuestra parte encarnada, nuestro cuerpo, digamos.... el físico de una dimensión inferior, el "3D", como le suelen decir los índigos. El Grial, sencillamente.

"Eso", lo que contaminaba el vaso, no tenía nombre ni forma.
Pero infectaba, corrompía, era dañoso: degradaba y destruía el elemento vital, vivificante.
Eso quedaba claro en el contexto del "sueño".
En términos gnósticos, destruía el Espíritu....
Y "eso" se incluía en una dimensión menor, sub-ordinada.
"Virus hiperdimensional" le puse, entonces.


Era una advertencia, una prevención, un aviso entre amigos.
No para provocar panico, sino para no caer en la trampa.
Tal como las palabras de Cristo de Mateo 24:24.

Tiempo después, años después, encontré en internet este texto de Crisaltis-Krisaltis, de quien lo único que sé es que es un joven peruano estudiante de filosofía.
No me hace falta más que eso.
Aprendí a mirar el fondo de las palabras, la fuente de las que vienen y las habita: a algo de eso se refería Rudolf Steiner cuando hablaba de "aprehender el gesto en el lenguaje", un ejercicio necesario que tendrían que hacer las futuras generaciones humanas.

Entonces, con independencia de su autor y de su estilo, las pongo aquí, en mi blog sobre Nuevos Niños, y en una entrada llamada "Yo te avisé".
¿Por qué?
Simple: porque hablan de un "virus dimensional", años después de mi experiencia onírica.
Y por su fondo de sincera mesura, y de razonable cordura valiente.

Porque en esta nos jugamos el alma.
Y nos jugamos el alma de la Humanidad, también.
Todo bien.
Sin apuro ni urgencia, y sin miedo; pero es ésa la índole de la elección que viene.
Abrir los ojos del corazón es el trabajo del momento.
No podemos esperar que nos apoyen en esto, y tampoco podemos esperar que lo involutivo deje de boicotear nuestros intentos, o de "ponerlos a prueba".
Esa fue su decisión, así como ahora la nuestra es la nuestra.

Y para ello las palabras del Cristo son un faro.
Atenti los pibes: yo te avisé.
Ahora a seguir, despiertos y adelante, compañeros del alma, compañeros...


Va texto de Crisaltis -click aca abajo, donde dice "Más información"- con mis deseos de que elijan lo mejor para el Universo:

lunes, 3 de mayo de 2010

Los Nuevos Niños y la Verdad

Me resulta un poco difícil explicar este punto.
Siempre me resultó un tanto engorroso.
Porque, según se sabe, estos Nuevos Niños, y particularmente los que resuenan con la Vibración Crisol, tienen una esencial e inquebrantable relación con la Verdad.
Pero cuando digo esto en los medios o en talleres o en conversaciones, siento que la gente "adulta", en general, se confunde. Siento que al oir eso creen entender que se trata de su verdad particular, de su personal manera de ver las cosas, de defender sus intereses o su lugar de comodidad o su resistencia a abrirse a nuevas cosas, a nuevos enfoques de conciencia.

Es, entonces, necesario explicar esto: que se trata de la Verdad con "V" mayúscula, un atributo del Espíritu, algo que se siente y se vive y se sabe de todas formas existiendo "ahí afuera" aunque nosotros no podamos comprenderla.
Eso le pone los pelos del Ego de punta a mucha gente en este mundo.
Más que nada a los que ejercen cierto grado de poder; pero, a ser sincero, todos ejercemos cierto grado de poder en nuestras propias vidas, quien más, quien menos.
Así que en ese punto.... me detengo.

No intento explicar más nada y "quien quiera oir que oiga".

En ese mismo instante es cuando el significante y el significado se funden en una sola y única cosa, y como lo que quiero nombrar sólo se puede ver con el corazón, dejo que las otras personas se den cuenta de que una parte de lo que se dice debe ser hecha por ellos mismos, estirarse para comprender, mirarse adentro para ver afuera. Y entonces dejo todo eso en manos del Espíritu y de sus trabajadores regulares y les leo este texto de Khalil Gibrán, uno de los últimos, un retrato de Jesús desde la perspectiva de Poncio Pilatos, el gobernador romano en Judea en los tiempos de la Crucifixión.

Creo que, con un poco de viento a favor y mucho trabajo, pueden darse cuenta de que Verdad les estaba hablando....

Acá está, buen provecho:


Habla Poncio Pilatos,
sobre Jesús el Cristo.

Mi mujer me habló de él más de una vez, antes de traerlo sus enemigos a mi presencia, mas nunca me preocupó.
Mi esposa es muy soñadora, como todas las mujeres romanas de su casta. Últimamente se ha entregado a los ritos y a las supersticiones de Oriente, que son para el Imperio muy nefastas. Tanto como encuentren eco en el corazón de nuestras mujeres, en cuanto su peligro se agranda, por causa de las tales supersticiones, que pueden ocasionar nuestra ruina.
Egipto murió y se eclipsó su poderío cuando las caravanas de los árabes le transportaron desde su desierto el Dios único. El esplendor de Grecia se vino abajo cuando desde las orillas de Siria partió Astarté para ocuparla, con sus siete doncellas. Yo no había conocido a Jesús antes del día en que me lo entregaron, como malhechor y enemigo de su pueblo y de Roma.
Lo condujeron a palacio con los brazos atados con gruesa soga. Yo estaba sentado en el pabellón cuando llegó hasta mí, caminando con pasos atléticos y firmes. Se detuvo ante mí con la cabeza erguida. No puedo recordar ni imaginar lo que en ese instante pasó por mí; tuve súbitamente un deseo oculto y emocionante -no obstante no haber habido causa justificada en mi voluntad- de abandonar mi sitial y prosternarme ante él. Sentí como si el César hubiera entrado en mi casa, porque el que estaba parado delante de mí era más grande que la misma Roma. Esta emoción me duró un tiempo, pasado el cual vi en mi presencia un hombre modesto y simple, acusado de traición por su pueblo. Yo era su gobernador y su juez.
Le pregunté por qué causa lo habían traído hasta mí, y no respondió, pero me miró; había mucho de compasión en su mirada, como si él fuera mi juez y mi gobernador. Se oían los gritos y la algarabía que afuera producía el pueblo, mas él permanecía callado, sereno y tranquilo, y en sus ojos se reflejaba la conmiseración. Salí y me detuve en la escalera del palacio; cuando el pueblo me vio cesó en su algarabía.
-¿Qué deseáis hacer con este hombre? -pregunté a la muchedumbre.
-¡Queremos crucificarlo, porque es enemigo nuestro y de Roma! -contestaron al unísono.
Había entre ellos quien acusaba:
-¡Dijo que destruiría el templo! ¡Quiso reinar! ¡Nosotros no queremos más rey que el César!
Regresé a la sala pretorial; allí estaba el reo de pie, solo, erguida la cabeza y honda la mirada. En ese momento me asaltó un pensamiento que había yo leído a un filósofo griego: "El solitario es el más fuerte de los hombres". Y es verdad; en aquel instante el Nazareno era más grande que todo su pueblo. No sentí por él ninguna compasión, porque él estaba por encima de toda conmiseración. Al preguntarle si era el Rey de los judíos, no respondió. Le pregunté por segunda vez:
-¿Dijiste que eras el Rey de los judíos?
Y contestó con voz suave y serena:
-Tú mismo me has proclamado Rey, y tal vez para eso he nacido; mas sólo he venido para testimoniar la Verdad.
Pensad un poco sobre este hecho curioso: un hombre que habla de la Verdad cuando su pueblo lo conduce para ajusticiarlo. Me armé de paciencia, y repliqué en voz alta, como hablando conmigo mismo:
-¿Y qué es la Verdad, y de qué le sirve al inocente cuando la mano del verdugo está erguida sobre su cabeza?
Entonces Jesús contestó firme y enérgico:
-Ningún hombre puede gobernar en el mundo sino por el Espíritu y la Verdad.
-¿Y tú vienes del Espíritu?
-También tú vienes del Espíritu, pese a que lo ignores.
¿Qué es el Espíritu y qué es la Verdad, en momentos en que yo, por salvar el país y su pueblo, por mantener celosamente sus costumbres y sus ritos, entregamos un hombre inocente al suplicio? Ningún hombre, ni pueblo, ni imperio alguno, desearán eludir el camino de la Verdad, si lleva a la meta de la perfección. Insistí en preguntar:
-¿Eres el Rey de los judíos?
-Tú lo has dicho. He vencido al mundo antes de esta hora.
De todo cuanto me dijo fue esto lo único que no estaba en su lugar, porque, como sabéis, Roma es la única que ha triunfado en el mundo entero. En ese momento las voces atronadoras del populacho inquieto llenaban la sala. Le dije al reo:
-Ven conmigo.
Y me detuve con él en las gradas del palacio. Cuando el pueblo lo vio, clamó tumultuosamente. En medio de aquella marea tempestuosa de pueblo agitado, sólo se escuchaba esta condenación:
-¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Lo restituí a los sacerdotes que me lo habían entregado y les dije:
-Haced lo que os guste con este inocente. Y si queréis lo haré vigilar con soldados romanos.
En el acto lo precedieron. Ordené que sobre la cruz se fijase este rótulo: "Jesús el Nazareno, Rey de los judíos". Sin duda, mejor hubiese sido: "Jesús el Nazareno, un Rey".
Lo desnudaron y lo crucificaron.

Podía haberlo salvado, pero eso hubiera incitado una insurrección en todo el pueblo. La cautela aconseja siempre al gobernante de una provincia romana, aceptar con paciencia todas las dudas y las supersticiones religiosas del pueblo vencido. Hasta ahora sigo creyendo que aquel hombre era algo más que un insurrecto. Las órdenes que dicté en aquella tragedia no fueron por mi voluntad; lo hice por Roma.

Después de un corto tiempo salimos de Siria, y desde aquella fecha mi mujer estuvo triste y melancólica. Muchas veces la vi pasear por este hermoso jardín con el rostro sombrío, como si se desarrollara en su interior una tragedia. Luego supe que siempre hablaba de Jesús a las damas de Roma. 

Observad cómo el hombre cuya muerte yo había ordenado, vuelve desde el mundo de las sombras a refugiarse en mi casa; mientras yo sigo hasta ahora preguntando desde lo más hondo de mi ser "¿Qué es la Verdad...? ¿Qué es la Verdad?"

¿Será factible que el Sirio nos convenciera en la quietud de nuestras noches?


Esto, en realidad no puede ser, ya que Roma debe prevalecer sobre los sueños de nuestras mujeres.

sábado, 27 de marzo de 2010

Anónimo II: "Una pequeña firma aquí, Dr. Fausto..."

Este otro anónimo lo envió un francés a la emisora radial NSEO el 11 de septiembre de 2003, el mismo año que el anterior.
Mientras muchos recordaban el 11-S, buscando culpables y echándose la culpa unos a otros, esta persona decidió revisar el Contrato que muchos o todos firmamos, sin saberlo, tácita, inconcientemente.
Y otros, a sabiendas.
Y que sostiene y provoca el regimen que necesita acciones como la del 11-S.

No hay peor contrato que el que se ha firmado sin saberlo.
Más que todo, porque no hay modo de deshacerlo.

Así que este muchacho decidió explicitarlo.

No hay mucho que agregar.
Sólo añadiré que yo, personalmente, no lo suscribo más, en la medida de lo posible, si alguna vez lo hubiere firmado.
Y los "nuevos niños", si me dejan opinar por ellos, tampoco.
Revea, cada quien, que mundo firma.
Porque en eso se convertirá...


 
Hecho por amistad a La Tierra

Poco importan nuestras creencias o nuestras ideas políticas, el sistema instituído en nuestro mundo libre reposa en un acuerdo tácito de un tipo de contrato aprobado por cada uno de nosotros. Lo firmamos cada mañana, al simplemente NO HACER NADA.
Este es el contrato:

-YO ACEPTO-

1. Acepto la competitividad como base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra frustracion y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores.

2. Acepto que me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior en la pirámide social.

3. Acepto la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y de los débiles porque considero que la carga que puede asumir la sociedad tiene sus límites.

4. Acepto remunerar a los bancos para que ellos inviertan mi sueldo a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas ganancias (ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que acepto implícitamente).
Acepto también que me descuenten una fuerte comisión por prestarme dinero, dinero que no es de otro que de otros clientes.



5. Acepto que congelemos o tiremos toneladas de comida para que la Bolsa no se derrumbe, en vez de ofrecérsela a los necesitados y de permitir a algunos centenares de miles de personas no morir de hambre cada año.

6. Acepto que sea ilegal poner fin a tu propia vida rápidamente. Para compensar, tolero que se haga lentamente inhalando o ingeriendo substancias tóxicas autorizadas por los gobiernos.

7.Acepto que se haga la guerra para así hacer reinar la paz.
Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el de defensa.
Acepto, entonces, que los conflictos sean creados artificialmente para deshacerse del stock de armas y alimentar así a la economía mundial.

8. Acepto la hegemonía del petróleo en nuestra economía, aunque es una energía muy costosa y contaminante, y estoy de acuerdo en impedir todo intento de sustitución si se desvelara que hemos descubierto un medio gratuíto e ilimitado de producir energía. Acepto que sería nuestra perdición.

9. Acepto que se condene el asesinato de otro humano, salvo que los gobiernos decreten que es un enemigo y me animen a matarlo.

10. Acepto que se divida la opinión pública creando unos partidos de derecha y izquierda que tendrán como pasatiempo la pelea entre ellos haciéndome creer que el sistema está avanzando.
Además acepto toda clase de división posible con tal de que me permitan dirigir mi cólera hacia los enemigos designados cuando se agiten sus retratos ante mis ojos.


11. Acepto que el poder de moldear la opinión pública, antes ostentado por las religiones, esté hoy en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente que son totalmente libres de controlar los Estados, porque estoy convencido del buen uso que harán con él.

12. Acepto que la idea de la felicidad se reduzca a la comodidad; al amor al sexo y a la libertad a la satisfacción de todos los deseos, especialmente de consumo, porque es lo que me repite la publicidad cada día. Cuanto más infeliz sea más consumiré para ser feliz. Cumpliré mi papel contribuyendo al buen funcionamiento de nuestra economía.

13. Acepto que el valor de una persona se mida según su cuenta bancaria, que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades, y que sea excluído del sistema si no es lo suficientemente productivo.

14. Acepto que se recompense muy generosamente a los jugadores de fútbol y a los famosos y mucho menos a los profesores y los médicos encargados de la educación y de la salud de las futuras generaciones.

15. Acepto que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia podría sernos útil, pues, como somos la civilización más evolucionada del planeta (y sin duda del universo) sabemos que la experiencia ni se comparte ni se transmite.


16. Acepto que se me presenten noticias negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en Occidente. Sé que mantener el miedo en mi espíritu es beneficioso para mí.

17. Acepto que los industriales, militares y políticos celebren reuniones regularmente para, sin consultarnos, tomar decisiones que comprometen el porvenir de la vida... y del planeta.

18. Acepto consumir carne bovina tratada con hormonas sin que se me avise explícitamente. Acepto que el cultivo de OGMs (Organismos Genéticamente Modificados) se propague en el mundo entero, permitiendo así a las multinacionales agroalimentarias patentar seres vivos, amasar enormes ganancias, y poseer y controlar a la agricultura mundial.

19. Acepto que los bancos internacionales presten dinero a los países que quieren armarse y combatir, y que así elijan cuáles harán la guerra y cuáles no. Soy consciente de que es mejor financiar a los dos bandos para estar seguros de ganar dinero y prolongar los conflictos el mayor tiempo posible con el fin de poder arrebatar por completo sus recursos si no pueden reembolsar sus préstamos.

20. Acepto que las empresas multinacionales se abstengan de aplicar los progresos sociales de Occidente en los países desfavorecidos. Considerando que ya es una suerte para ellos que los hagan trabajar. Prefiero que se utilicen las leyes vigentes en estos países que permiten hacer trabajar a niños en condiciones inhumanas y precarias. En nombre de los derechos humanos y del ciudadano, no tenemos derecho a la injerencia.

21. Acepto que los políticos puedan ser de honestidad dudosa e incluso corruptos. Además creo que es entendible debido a la presión que sufren.

22. Acepto que los laboratorios farmacéuticos e industriales agroalimentarios vendan en los países desfavorecidos productos caducados o utilicen substancias cancerígenas prohibidas en Occidente.

23. Acepto que el resto del planeta, es decir 4.000.000.000 (cuatro mil milliones) de individuos, puedan pensar de otro modo a condición de que no vengan a expresar sus creencias en nuestra casa, y menos aún a intentar explicar nuestra Historia con sus nociones filosóficas primitivas.

24. Acepto la idea de que existen sólo dos posibilidades en la naturaleza, a saber: cazar o ser cazado; y si estamos dotados de una conciencia y de un lenguaje, ciertamente no es para escapar de esa dualidad, sino para justificar por qué actuamos de ese modo.

25. Acepto considerar nuestro pasado como una continuación ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas y de voluntades hegemónicas, pero sé que hoy todo esto ya no existe porque estamos en el súmmum de nuestra evolución, y que las reglas que rigen nuestro mundo son la búsqueda de la felicidad y de la libertad para todos los pueblos, como lo oímos sin cesar en nuestros discursos políticos.

26. Acepto sin discutir y considero como verdades todas las teorías propuestas para la explicación de los misterios de nuestros orígenes. Y acepto que la naturaleza haya podido dedicar millones de años para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo es la destrucción de su propia especie en unos instantes.

27. Acepto la búsqueda del beneficio como fin supremo de la Humanidad y la acumulación de riqueza como realización de la vida humana.

28. Acepto la destrucción de los bosques, la casi desaparición de los peces en los ríos y en nuestros océanos. Acepto el aumento de la contaminación industrial y de la dispersión de venenos químicos y de elementos radiactivos en la naturaleza.
Acepto también la utilizacion de toda clase de aditivos químicos en mi alimentación, porque estoy convencido de que si se añaden es porque son útiles e inocuos.



29. Acepto la guerra económica que actúa con rigor sobre el planeta, aunque sienta que nos lleva hacia una catástrofe sin precedentes.

30. Acepto esta situación, y admito que no puedo hacer nada para cambiarla o mejorarla.

31. Acepto ser tratado como ganado porque definitivamente pienso que no valgo más.

32. ACEPTO NO PLANTEAR NINGUNA CUESTIÓN, CERRAR LOS OJOS SOBRE TODO ESTO Y NO FORMULAR NINGUNA OPOSICIÓN VERDADERA, PORQUE ESTOY DEMASIADO OCUPADO CON MI VIDA Y MIS PREOCUPACIONES.
ACEPTO, INCLUSO, DEFENDER A MUERTE ESTE CONTRATO SI ME LO ES PEDIDO.

33. ACEPTO PUES, CON TODA MI ALMA Y CONSCIENCIA, DEFINITIVAMENTE, ESTA TRISTE MATRIX QUE ME ES COLOCADA DELANTE DE MIS OJOS PARA EVITAR QUE VEA LA REALIDAD DE LAS COSAS.

Sé que la sociedad actúa por mi bien y el de todos, y por eso le doy las gracias.


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